Una pareja que ha decidido fijar una fecha de boda debe reconocer que ningún problema vivido en el pasado debería interferir en esta nueva fase de la relación. Una de las funciones del periodo de noviazgo es precisamente dar tiempo a que ambos hablen de todas las cuestiones que no pueden quedar sin resolver y también de las que surgirán después del gran día. La pareja también debe entender que el matrimonio cambiará la vida de ambos, tanto en lo rutinario como en lo económico y lo emocional.
La planificación económica, la división de las tareas domésticas, el conocimiento mutuo de los gustos, sueños y proyectos personales de cada uno, la apertura al diálogo, la toma de decisiones, la práctica religiosa y la conexión con la familia y los amigos son temas que no pueden faltar en esta fase en la que se necesita conocer profundamente al otro. Todos estos temas merecen ser tratados en las conversaciones, para llegar convencidos y seguros a este gran momento de la vida.
Antes del matrimonio, es necesario decidir muchas cuestiones. Las principales son: la apertura a los niños, la educación de los niños y la vida económica, sexual y religiosa. No se trata de simples detalles, sino de cuestiones relevantes y muy importantes, que deben aclararse antes de que se produzca el matrimonio.
Además, el diálogo debe estar por encima de todo. Antes de casarse, la pareja debe saber si puede mantener una buena conversación. Si ambos pueden sincerarse y hablar, si ambos son escuchados y respetados, es decir, si realmente hay diálogo entre ellos, es una buena señal para el matrimonio.
1. Deseo de tener hijos
Esta es la primera cuestión que hay que decidir y analizar antes de casarse. Si uno de los dos no está dispuesto a tener hijos, resulta mucho más difícil equilibrar la relación. Uno de ellos puede responsabilizarse más que el otro y también pueden empezar a surgir barreras por la división del tiempo, la tarea y el dinero, debido a las exigencias que conlleva un hijo.
2. Planificación económica
Durante el noviazgo y el compromiso es importante determinar cómo la otra persona hace esta administración, y si realmente es responsable o actúa impulsivamente, así como si ambos tienen propósitos convergentes. Hay que abordar este tema durante la conversación sobre la opción que tomará la pareja respecto a la celebración de la boda. Las deudas generadas por una fiesta impresionante pueden ser un motivo de fricción en los primeros meses de matrimonio.
3. Tareas domésticas
El reparto de las tareas domésticas es otra cuestión decisiva. Cuando se comparte la misma casa, dividir las tareas es un factor esencial, para que cada uno pueda organizar las demás tareas personales y profesionales sin sobrecargarse.
4. Crianza de los hijos
Hablar de la educación de los hijos es más que esencial, porque cuando llegan los niños es bueno que los cónyuges no se contradigan delante de ellos. No se puede quitar la autoridad al otro delante de los niños. La pareja también debe estar de acuerdo en el estilo de educación de los hijos, tanto en general como en relación con la modalidad de escolarización y la educación religiosa.
5. Vida sexual
Es importante decir lo que se espera de cada uno en el ámbito de la sexualidad. Además, es fundamental percibir durante el noviazgo cómo vive el otro esta dimensión de la relación y qué disposición tiene cada uno para aprender, poco a poco, a integrar la sexualidad en una forma que permita manifestar el amor mutuo de la pareja. Cuando este campo no recibe la atención debida, puede convertirse en un motivo de frustración en la relación y, lo que es peor, en una ocasión para el abuso y la violencia.
6. Prioridades y proyectos
Hablar de prioridades y proyectos es muy importante. Lo ideal es saber a qué dar prioridad y decidirlo junto con tu pareja. Uno de los aspectos a decidir juntos es, por ejemplo, alquilar una casa o construirla. Hablando de este tipo de temas, que al principio de una relación pueden parecer meros detalles, es posible saber mucho de la otra persona (e incluso de uno mismo) y anticiparse a posibles choques.
7. Práctica religiosa
Las opciones religiosas de cada persona deben quedar claras para la otra. No basta con declarar a qué religión se pertenece, sino que hay que hablar de cómo ve cada uno la relación con lo sagrado, el papel de la práctica religiosa en la vida cotidiana y la forma en que su visión religiosa influye en las decisiones concretas de la vida. Por todo ello, este aspecto no es un detalle sin importancia. La religiosidad puede ser un factor de unión entre la pareja, pero también de disensión y distanciamiento.
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