¿Qué sería del mundo de los tatuajes sin esos modelos clásicos de anclas, cráneos, corazones o espadas? El mundo de los tatuajes ha evolucionado mucho en estas últimas décadas, tanto que los citados anteriormente ya entran por méritos propios en la categoría de clásicos. Además de ser una cultura de vida, los tatuajes se han convertido en una auténtica moda, muy capaz de marcar tendencias y muy alejada, y eso es algo positivo, de los modos de vida asociados con la delincuencia y las formas de vida oscuras y peligrosas.
La evolución que han seguido los tatuajes nos permite que podamos hablar, sin ningún género de dudas, de tatuajes tradicionales, de técnicas tradicionales, y también, de colores tradicionales. Esa llama con tonos rojizos y anaranjados, los corazones de color rojo, ese ancla color negro intenso. Si algo caracteriza a los tatuajes tradicionales es la ausencia de gamas de color degradados, las trazas gruesas y que no suele haber mezcolanza de colores.
Hoy en día existen técnicas que hace décadas éramos incapaces de imaginar, o algunas que ni sospechábamos que alguien sería capaz de poner en práctica. Quizás sea por eso ahora tan sorprendente que los tatuajes clásicos estén volviendo a inundar los estudios de tatuajes. Como en el resto de formas de moda, lo retro también ha llegado a los tattoos.
Si bien es cierto que los tatuajes clásicos están volviendo, debemos decir que si son clásicos es porque han superado modas y tendencias temporales, y eso es algo que tiene mucho mérito. Quizás sea uno de los secretos por los que este tipo de tatuajes siempre están ahí, muchos tatuadores le tienen especial cariño.
Los tatuajes se pusieron muy de moda en la década de los años 20, como hemos comentado, en esos momentos, las técnicas que se conocían no eran ni de lejos tan avanzadas como las que conocemos ahora, por eso los tatuajes que se hacían por entonces no pueden competir con los tatuajes actuales en cuanto a calidad de la tinta se refiere o a la variedad de colores, pero sí podrían competir en cuanto a los diseños, que no han sido olvidados durante décadas.
Los tatuajes históricamente se han relacionado con modos de vida poco decorosos, gente peligrosa, pandilleros, marineros rudos, gente rebelde, gente que quería sentirse diferente o al menos hacerse respetar por parte de los demás. Todo esto sin olvidar a las culturas aborígenes y otras que se tatuaban la piel como motivo de inspiración o de respeto por sus divinidades. Muchos de los tatuajes clásicos, por estos motivos, debían representar esa potencia, esa fiereza, a través de los trazos, las formas o los motivos escogidos.
Ahora existe una verdadera fiebre por recuperar esta forma de tatuar. Quizás es porque es una buena manera de recuperar en parte la originalidad, intentar ser original, vanguardista o innovador con el boom que han alcanzado los tatuajes en los últimos años cada vez es más difícil. Recuperar los clásicos es otra forma de innovar, recuperar las formas de los tatuajes clásicos con nuevas técnicas, nuevos medos, nuevos colores, nuevas simbologías, etc. es otra forma de ser original.
Está claro que, al convertirse los tatuajes también en una forma más de moda, las ideas primigenias por las que se tatuaban las pieles han cambiado, no significa lo mismo un tatuaje hippie en los 60 que ahora, por tanto, no se consigue el mismo efecto si lo hacemos con la misma técnica y los mismos colores que entonces. Es ahí donde quizás esté el secreto del nuevo boom de los tatuajes clásicos.
Hay que intentar reproducir el significado que el tatuaje encarnaba en ese periodo histórico determinado en este de hoy en día tan diferente. O no, también tenemos la posibilidad de tatuarnos un ancla de rudo marinero, que sea un tatuaje que todos caractericemos como clásico, y que en realidad sólo sea simplemente un elemento estético. Las modas son modas, y, los tatuajes, entre otras cosas, son también una forma de moda.
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