El cine, como has podido comprobar, es una de nuestras principales fuentes de inspiración a la hora de hacerte sugerencias. Una historia, una frase, una escena, una imagen... Un relato cinematográfico en su conjunto puede llegar a aportarnos tanto que nos dan ganas de tatuárnoslo, y en los catálogos estándares de un estudio de tatuajes se pueden encontrar por doquier. Pero resulta que en el cine nos inspira, a veces, un tatuaje en sí, tal cual. Veamos...
Hay quien no se olvida del papel estelar de Robert De Niro en El Cabo del Miedo, en especial esa escena suya en la que gritaba "¡Abogadoooo!", tras haber dado una paliza a los matones que éste le había enviado. En la película dirigida por Martin Scorsese, era todo un "malote" y se lo hizo pasar mal hasta el final a la familia Bowden, a cuyo padre consideraba responsable de su condena. Y para alimentar ese halo salvaje y delincuente, le pintaron la piel con tatuajes, visibles sobre todo en su pecho, como el corazón roto junto al nombre de Loretta. Hay quien dice que De Niro se los tatuó de verdad...
Una saga que ha levantado pasiones entre adolescentes (y personas de otras edades también) es la de Crepúsculo. En este caso, lo inolvidable es no solo el triángulo amoroso entre Bella Swan, Edward Cullen y Jacob Black, sino los cuerpos esculturales de vampiros/as y lobos/a, que parecían tan de fantasía como los personajes a los que les tocaba encarnar. Gritos excitados en miles de salas de cine confirman el dato, sin duda. La tribu loba de quileutes llevaba en su brazo un tatuaje con motivos parecidos a los maoríes en disposición circular. Comenzamos a verlo a partir de Luna Nueva y fue una licencia que se permitió el director, dicen, puesto que la autora no lo menciona explícitamente en los libros.
Otro ejemplo destacado, que ya hemos tenido ocasión de comentarte alguna vez son el de Máximo Décimo Meridio (Russell Crowe, el Gladiador, que un arrebato de ira y rebeldía se hirió profundamente para borrarse el suyo mientras uno de sus compañero le preguntaba que si no haría que se enfadasen sus dioses. Y el "metajemplo" lo supondría la película The tattoist, El tatuador en español, que cuenta la historia de un profesional de este arte al que casi le cuesta la vida su deseo de innovar, de aprender sobre otras culturas para sumergirse en nuevos diseños.
Es una manera de encontrar en el cine sugerencias "literales", podríamos decir. Claro que hay muchas otras personas que se tatúan directamente a los personajes, independientemente de que éste lleve tatuajes o no...
No llevaba la cara tatuada pero sí pintada Heath Ledger cuando hizo el épico papel de Joker en El Caballero Oscuro, un trabajo que le valió un Oscar póstumo y, podríamos decir, que lo encumbró como mito entre las jóvenes promesas. Haciendo uso del color, hay quien se lo tatúa con alguna de sus frases famosas, como la célebre "Why so serious?" ("¿Por qué tan serio?").
Se podría decir que Joker fue un personaje terrorífico y el terror, precisamente, es un género cinematográfico que también inspira en esto de los tatuajes. Encontramos ejemplos en diseños de Freddy Krueger o en Jack Torrance (Jack Nicholson), asomando la cabeza por la puerta que acaba de destrozar con un hacha, la búsqueda de su esposa y con la cara desencajada. Un clásico de Stanley Kubrick.
En cuanto a planos, interpretación, vestuario, ambientación, lugar de rodaje y un largo etcétera, en el cine se puede innovar... tanto como en los estudios de tatuajes.
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