Simbología del Buey

Manuel GarManuel G | 31 Agosto 2024

Dos bueyes de raza americana

La simbología del buey está relacionada con aspectos como la abundancia, la fuerza o el dominio. Tiene una gran similitud con la del toro, dado que ambos animales corresponden a la misma especie y su diferencia se basa principalmente en el hecho de haber o no sido castrados.

Se liga al buey con aspectos como la determinación, probablemente por el hecho de haber sido un animal empleado en labores agrícolas a lo largo de los siglos. Esa fortaleza y capacidad para enfrentarse a las dificultades diarias es lo que produce el paralelismo entre la conducta del buey y el simbolismo que se le otorga.

En la antigüedad se creía que el buey daba fertilidad a la tierra y con ese motivo se realizaban ofrendas a los dioses en forma de sacrificio de este animal. De hecho, los druidas han utilizado siempre la figura del buey entre su simbología mitológica.

Por fortuna para este animal no todas las culturas han optado por los sacrificios, sino que algunas de ellas al buey se le ha otorgado un respeto casi reverencial.

Los egipcios rendían culto tanto al buey y la vaca y les tenían un enorme respeto. La identificación de ambos con el entorno religioso se extendió a otras culturas, como los griegos, y ene incluso llego a la India donde todavía se les rinde veneración.

Los romanos por su parte les otorgaban la representatividad de las labores de ambos sexos. A la vaca se la representaba en la ciudad y al buey en el campo, como metáfora de las tareas que correspondías a mujeres y hombres, dando a entender que las tareas domésticas corresponden a ella y que el hombre, representado por el buey, es quien debe llevar a cabo todas las tareas activas.

En algunas culturas se ha establecido un paralelismo entre el buey y la Luna, que se fundamenta en la forma de los cuernos del animal, que supuestamente, invocarían la figura lunar. Esto simbolizaba que el buey era una pasarela entre dos mundos, Sol y Luna, que venían a representar la razón y la intuición.

Pero por desgracia para el buey, su carne ha sido apreciada durante muchos siglos como una de las más sabrosas, por lo que, pese a que en determinadas culturas su figura se ha respetado y se le ha rendido culto, en otras no ha dejado de formar parte de los rituales y ofrendas, terminando dichas ceremonias con su sacrificio.

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