Algunos comportamientos pueden parecer inofensivos, pero cuando se convierten en una rutina son perjudiciales para las relaciones.
Imagina la siguiente escena: llegas a casa después del trabajo y tu marido o mujer empieza a quejarse de algo. Tú respondes con dureza y ambos comenzáis una secuencia de insultos y acusaciones.
Al final, no sois capaces de llegar a un acuerdo y ninguno de vosotros reconoce sus errores, por lo que una pesada atmósfera se apodera de la casa. ¿Esta situación te resulta familiar? Si es así, ¡no te desesperes!
Aunque todo esto ocurra, siempre hay una solución. El primer paso para romper este hábito es reconocerlo. Además, debes estar dispuesto a cambiar, de lo contrario lo más probable es que tu relación entre en crisis. Al fin y al cabo, actitudes como estas son las que destruyen cualquier relación. Por eso, ten cuidado y no repitas los siguientes hábitos, que pueden llegar a ser perjudiciales para tu relación:
Siempre intentar devolver el golpe
Cuando marido y mujer se responden negativamente, la conversación se vuelve cada vez más hostil. Y los comentarios negativos crecen con la ira y la frustración. De este modo, la tendencia será siempre pensar que "lo que va, regresa", para devolver siempre con más agresividad lo que te ha hecho sentir ofendido.
Suavizar el tono puede eliminar el mal hábito de las represalias. Pero, para eso, hace falta práctica y humildad. Una pareja consiste exactamente en sacrificarse por la otra persona. Así, aunque tu pareja se equivoque o tenga un mal comportamiento, puedes cambiar el rumbo de la conversación sin enfrentarte y suavizando la situación.
Menospreciar
El menosprecio es una actitud en la que un miembro de la pareja repele sutil o directamente los pensamientos, sentimientos o carácter del otro. No tienes que estar de acuerdo con lo que dice o cree tu pareja. Pero el respeto es fundamental para que la relación funcione. Utiliza siempre un tono suave en tus palabras y expresiones cuando le escuches. Hazle saber que escuchas sus preocupaciones y no intentes ofrecer una solución, a menos que te pregunte algo.
Malpensar
Si tienes este hábito, probablemente tu percepción sea peor que la realidad. Las interpretaciones negativas se producen cuando uno de los miembros de la pareja cree sistemáticamente que los motivos del otro son más negativos de lo que son en realidad. Por ejemplo, le preguntas a tu marido cuándo va a cortar el césped. Y él se molesta porque cree que lo que quieres decir es: "¿Nunca vas a cortar el césped? Nunca lo haces".
Esta interpretación negativa es una forma de intento de lectura de la mente, que cree saber lo que tu pareja está pensando, y esto es muy perjudicial para tu relación. Así que, si tienes la costumbre de mirar negativamente todo lo que dice y hace tu pareja, intenta combatirlo buscando pruebas que demuestren lo contrario.
Huir
Las personas que tienen el hábito de huir muestran su falta de voluntad para entrar o permanecer en discusiones importantes. La evasión puede ser tan obvia como levantarse y salir de la habitación o tan sutil como abstraer los pensamientos durante una discusión.
En general, hay un patrón en esta dinámica. Uno de los cónyuges es el "perseguidor": "¡Hablemos de ello ahora!" Y la otra es la persona que siempre se retira: "No quiero hablar". Intenta romper esta situación. Si el "que trata de huir" hace su movimiento para escapar, déjalo tranquilo. Luego, cuando las cosas se hayan calmado, pregunta cuándo puedes reservar un tiempo para discutir el asunto. Esto elimina la presión inmediata y os da a ambos el tiempo que necesitáis para organizar vuestros pensamientos.
Pon en práctica todos estos consejos y tu matrimonio se hará cada vez más sólido y duradero.
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