Las religiones han influido de forma destacada en las civilizaciones. Han determinado la forma de vida de sus miembros, su manera de entender el arte y la cultura. Es el caso de la religión cristiana, que tiene millones de adeptos en todo el mundo, contando cada una de sus ramas derivadas (católicos, protestantes, ortodoxos...).
No es de extrañar, por tanto, que sean muchos los creyentes que eligen motivos cristianos para marcarse la piel de por vida, teniendo en cuenta que en muchos casos, más incluso teniendo en cuenta que el hecho de que la religión pueda llegar a marcar una manera de vivir viene motivado por un amor sin medida.
Son muchos los que, alrededor del mundo, se esfuerzan cada día por ser mejores cristianos, con todo lo que eso conlleva. La base es un mensaje de amor fraternal al prójimo, al que has de amar como a ti mismo. De ahí se deriva la práctica de la caridad cristiana, entre otras cosas.
A simple vista, en la teoría, puede parecer que no es más que un mensaje más. Pero lo cierto es que, si algo nos muestra la historia y el presente, es que el ser humano no ha interiorizado en líneas generales el mensaje, y menos aún lo ha puesto en práctica. Solo unos cuantos héroes (considerados así por muchos) se han sacrificado por los demás hasta sus últimas consecuencias, como es el caso del propio Jesucristo, de Martin Luther King o de Mahatma Gandi.
Perseguir objetivos altruistas que ayuden no solo a uno mismo de manera egoísta sino a los demás es fundamental si queremos acabar con la injusticia y la desigualdad que siguen asolando al conjunto de la población mundial. Pero, ¿cómo se logra eso? Pues, para muchos, la respuesta está en la Fe, una Fe alimentada por el rezo, acudiendo a Misa, viviendo de forma armónica en la comunidad.
Hemos mencionado el rezo y uno de los instrumentos que posee el cristiano (en según qué rama) para ponerlo en práctica es el rosario. Se trata de un elemento con cuentas que te ayuda a rezar el conjunto de oraciones que componen un misterio, hasta completar un total de cinco. Según el día en que reces el rosario te tocarán misterios gozosos, dolorosos, gloriosos o luminosos.
¿Y si en lugar de portar un objeto lo llevamos con nosotros, en nuestra piel? Los rosarios quedan muy bien a modo de brazalete, con el crucifijo colgando en el lado más visible. También en el tobillo, cayendo sobre el empeine o incluso en el pecho. No le hace falta mucho aderezo, como otros elementos, puesto que su forma curvada y moldeable te permite que se disponga de multitud de formas.
Si necesitas Fe, piénsalo. Tal vez un rosario con su crucifijo te ayude a encontrarla.
Muy simple, con detalle de corazón en el centro, le queda muy bien al tobillo de ésta chica.
A pesar de ser un rosario, queda bastante femenino y no da la apariencia que suelen dar estos, pues conjunta colores muy alegres y forma un crazón con éste mismo.
Bastante real a modo de pulsera.
Este tiene todos los detalles que tiene cada "bolita" del Rosario y a todo color.
Aquí vemos que ha optado por hacerlo en la nuca, es la primera vez que veo uno en esa zona, y es cierto que no queda muy mal.
Ocupando gran parte del brazo.
Este tiene unos toques más personales y lo ha hecho junto al pie, pues en esta zona se llevan mucho también.
A todo color, imitando la sensación que transmite el cristal, enredado entre las manos que es donde la gente que más vive su religión suelen tatuarse estos rosarios.
En el brazo también queda muy bien, sobre todo éste con éstos efectos en relieve.
A modo de tobillera, no hay lugares diferentes para una misma pasión.
Las manos rezando con el rosario entre ellas, cada sección del Rosario implica una acción distinta y una oración diferente, por ello a la hora de rezarlo se coloca entre las manos para ir deslizándolo a medida que vas orando.
Motivado por una gran pasión y creencia.
Suelen llevarse mucho en las muñecas, no me refiero al tatuaje si no a los reales, los suelen llevar en las muñecas para contar las bolitas.
Escribe un comentario