El perro, el mejor amigo del hombre. Posiblemente, no haya animal más fiel en toda la fauna y, por ese motivo, superando las aficiones extravegantes, es la mascota por antonomasia, con permiso, eso sí, de los amantes de los gatos.
La relación que ha unido desde siempre al hombre con el perro ha inspirado el arte y la cultura en prácticamente todas sus formas y, una vez más, no vamos a resistirnos a hablar de su influencia en el cine.
En estas páginas nos hemos mostrado particularmente proclives a recordar largometrajes infantiles, por su mensaje pedagógico que los creadores pretendían llegara hasta lo más hondo de nuestros corazones. En el caso particular de quien les escribe, la película Balto marcó su infancia. No es un clásico de la factoría Disney y probablemente a muchos de los que leen estas líneas ni siquiera las suene, pero cuenta la historia de un husky que, aunque ni siquiera se le consideró inicialmente y a quien incluso se le trató como un marginado, consiguió conducir a un equipo de perros por kilómetros de nieve y temporal para transportar las medicinas de unos niños asediados por una epidemia de difteria.
Aunque probablemente la historia animada estuviera adereazada, Balto existió de verdad y fue considerado el héroe de los niños del pueblo de Nome, en Alaska. Incluso en el famoso Central Park de Nueva York hay una estatua en su honor. ¿No es una hermosa historia de lealtad y valentía? ¡Como para no tatuarse a Balto! Y la realidad, ya lo saben, siempre supera a la ficción.
Tanto animadas como no, lo cierto es que los perros han sido protagonistas en infinidad de películas y series de televisión. Otro perro famoso es Scooby Doo, el inolvidable gran danés que bien viene a desmontar el estereotipo de perro valiente, es decir, que sería la antítesis de nuestro anterior protagonista.
¿Y qué me dicen de 101 Dálmatas? ¿Cuánto no sufrimos por esos pobres y hermosos cachorritos que la malvada Cruela quería utilizar para uno de sus trajes de piel? El dálmata, precisamente, por lo característico de su piel blanca moteada en negro es un animal que llama mucho la atención, y que se presta a los designios de una moda que ahora quiere bolsos con print dálmata, ahora quiere zapatos, ahora ya no los quiere.
Desde luego hay multitud de tipos perros, desde el chucho hipercruzado que nos regalan recién nacido o recogemos después de haber sufrido abanadono (todo un gesto) hasta aquellas razas cuya pureza se preserva, ya que consiguen que sus criadores se embolsen grandes cantidades de dinero al ser adquiridos por clientes con gustos de lo más exiquisitos. Es el caso del chiguagua, una raza de perro pequeña y con un aspecto de lo más peculiar, que hace que casi resulte un chiste con patas (con perdón de sus amantes, a quienes no hay ánimos de ofender).
Otra raza de perro que, como el dálmata, es elegante y esbelta es el collie. ¿No lo tienes en mente? Seguro que a Lassie sí. Inicialmente inspiró una novela y luego ya un amplio catálogo de películas y series, donde se contaban sus peripecias.
Pero continuemos con los perros famosos que den ideas de qué tatuarse, aunque, en esta ocasión, vamos a alejarnos de la ficción... o no, según os creáis o no determinadas historias. Es probable que hayáis oído hablar de Bobby, el perro del cementerio de Greyfriars en Edimburgo (Escocia). Murió, según sostienen algunos, junto a la tumba de su dueño, alimentado por viandantes, vecinos y responsables de establecimientos cercanos en los que despertaba una gran empatía. Tanto tiempo pasó junto a la tumba de su amigo que los habitantes de Edimburgo incluso le levantaron un monumento cercano que ahora, por cierto, sirve de punto de encuentro a miles de personas en la ciudad. Una estatua que inmortaliza para la posteridad la lealtad de un perro. Bonito, ¿verdad? Como para no tatuárselo.
Hemos de reconocer, eso sí, que la mayoría de personas que se deciden a tatuarse y que escogen perros para marcarse no se decantan por un "famoso", a no ser que haya marcado su vida de una u otra manera. La mayoría, claro está, escogen a sus propias mascotas a la hora de pasar por el estudio de tatuajes. Nos parece de lo más normal. Una mascota se convierte en un miembro más de la familia, al que se profesa un cariño especial que ellos también te transmiten a ti. De la misma manera que alguien se tatúa el nombre o incluso el rostro de un ser querido, también hay quien se tatúa la imagen de su perro. Sé de gente que se encontró en su vida con un ejemplar casi por casualidad y, si antes no despertaba ningún sentimiento en ellos, ahora los ha convertido en verdaderos amantes de los animales.
Seguro que harías muchas cosas por un amigo especial. ¿Por qué no hacerlo inolvidable a través de tu propia piel?
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