Aún recuerdo la moda de las hombreras en las mujeres, el modo en que subían sus hombros y los cuadriculaban haciéndolas parecer robóticas. Era una moda muy "ochentera", de aquella época de música electrónica, letra abstracta y psicodelia. Era una moda rara de entender, pero también aportaba su punto sexy, como todas. Era un ejemplo más de que los hombros, como prácticamente todas las partes del cuerpo, también eran utilizados de alguna manera para ser modernas.
La moda de las hombreras dejó de estar en auge hace ya bastante tiempo, algo que no pasa (y menos mal) con los tatuajes en el hombro. Es más, aquí siempre hemos dicho que, aunque la moda pueda influir, en esto de los tatuajes no es ella la reina.
La parte baja del hombro, a la altura del omóplato, fue la que, en su mayoría, albergó los primeros tatuajes entre los primeros y las primeras que se atrevieron a hacerse uno. A medida que fue avanzando la técnica, la cultura del tatuaje también fue haciéndose internacional y se fue expandiendo a todo el cuerpo. Eso en lo que respecta a las sociedades modernas o avanzadas, ya sabemos que en determinadas tribus se atribuía a los tatuajes una importancia fundamental, exenta de connotaciones negativas. Todo lo contrario.
Viene siendo muy habitual que el tatuaje en el brazo no esté solo en esa parte del cuerpo, sino que se alargue a gran parte del brazo e incluso baje un poco por la espalda y mucho por el pecho, sobre todo en el caso de los hombres. Son tatuajes medianos o grandes que, en muchos casos, contienen motivos maoríes o tribales, por ejemplo. Y resultan de lo más sexy.
En ese caso, solo utilizaríamos el negro. Basta con un solo color y un diseño bien escogido pero que, a priori, no tendría una elaboración demasiado complicada, para que quede un brazalete genial. Si se quiere ir más allá, también sugerimos que entre las diferentes curvas o huecos entre rectas del tatuaje haya alguna nota de color, como el rojo, y que también dejaría grandes resultados. Dentro de los motivos tribales también podríamos incluir figuras concretas, hechas igualmente con motivos tribales, como diferentes animales (una tortuga, un tiburón, un lagarto...)
La franja de piel que cubre la parte alta del brazo, el hombro y el pecho genera una especie de triangulación ideal para albergar un tatuaje de gran tamaño. Se puede jugar con los diferente motivos que cubrirían la piel misma, por ejemplo, una armadura de metal, escamada y curvilínea, y con un símbolo en la parte del pecho, a modo de pectoral. Un símbolo como un león, un dragón, un lobo o un venado, animales que seguro que te suenan de algo... En este caso, también nos bastaría con el negro, en mayor o menos intensidad según el detalle que estemos tatuando.
En estas páginas intentamos no hacer distinciones de género, es decir, aunque la armadura fuera portada por hombres, no quedaría mal tampoco en la piel de una chica ya que, al fin y al cabo, ellas también son guerreras. Sí ocurre que, tal vez por deseo de ellas mismas o por los consejos que les dan en su alrededor o en el mismo estudios de tatuajes, es habitual que ellas se decanten por otra clase de motivos, por ejemplo, flores con colores vistosos que también dibujarían un hermoso tapiz entre el brazo y el espalda. Se podrían incluir elementos en el interior como un ojo.
En cuanto a motivos solos, ya sean en negro o en color sin hacer una composición, podemos encontrar, entre otras cosas, animales. Un ejemplar de escorpión asomando su aguijón por el hombro puede quedar bien siempre que consigamos darle el máximo realismo utilizando una sombra, a modo ilustrativo. O dibujando su rostro en el pecho y haciendo subir su cuerpo reptiliano y enroscado hacia arriba, de forma que quede la cola en el hombro, también podría quedar muy un dragón. El mismo animal dejaría un resultado igualmente espectacular en sentido inverso, es decir, que la cola quede a la altura del codo y la cabeza asome por el pecho, cubriendo también el hombro.
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