Las coronas son algo más que el elemento distintivo de la realeza o de los nobles, son también las distinciones que se les concedían a los guerreros que salían victoriosos en las batallas o a los deportistas que triunfaban en las pruebas de los juegos en la Antigua Grecia.
Quizá una de las más famosas de la historia sea la corona de espinas que impusieron los romanos a Jesucristo para mofarse de él por considerarse el salvador de su pueblo. En ese caso, llevar la corona también era símbolo de grandeza, aunque los romanos intentaran ridiculizarle con ese gesto.
Y, cómo no, las coronas como símbolo de un país o un territorio, ese símbolo patriótico de respeto y amor a tu tierra, ese emblema que muestra los mejores atributos de los pobladores de esa región. Si bien es cierto que nacer en uno u otro país es siempre cuestión de azar, el interiorizar esos valores que representan los símbolos patrios como las coronas.
Una corona no es siempre, en el mundo del tattoo, una forma de representar el amor por los símbolos patrios, a veces puede ser símbolo de amor, de cariño, de afecto. Hay coronas entrelazadas con corazones, con escudos, con armas. Y no nos engañemos, no siempre los tatuajes tienen que tener asociado un significado personal, los tatuajes también son estética, no olvidemos que son obras de arte, podemos lucirlos únicamente para gustar a los demás, o para provocar admiración, respeto, incluso miedo.
Con las coronas, como tantos otros motivos para tatuarse, la cantidad de formas, colores, tamaños, estilos, son innumerables, pueden ser reales, inventados, de series de televisión, de películas de fantasía, descatalogados, que ya no sean vigentes, de tu familia, de tu país, de tu equipo de fútbol, hay tantísimos motivos de coronas que podríamos estar hasta el fin de los tiempos nombrándolos.
Ahora, eso sí que lo tengo claro, en mi caso habría dos lugares ideales para tatuar una corona. En la espalda, ya que al ser una zona amplia y manejable es fácil de tratar y se pueden conseguir tatuajes de gran tamaño; y el otro lugar fetiche sería bien en el bíceps o en la pantorrilla, haciendo que la corona rodeada todo el brazo o la pierna, se consigue un así un efecto visual muy interesante y poco tradicional.
Es solo un boceto. Muchos tatuadores antes de comenzar a tatuar, necesitan un boceto para tener una perfecta idea de que es lo que el cliente desea.
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