Uno de los hitos más importantes de al historia de la evolución humana, se cuenta, fue cuando el ser humano fue capaz de descubrir el fuego. Hace miles y miles de años que fueron descubiertas las ventajas de las llamas.
No solo servía para cocinar alimentos que antes habrían de comerse crudos, sino que les ayudó a calentarse del frío invierno o incluso a hacer armas que, por un lado, les permitieron avanzar en la caza y, por el otro, en hacer la guerra contra sus semejantes. Servía también para protegerse de los animales feroces.
El fuego permitió, en parte, que nuestros antepasados pudieran dejar de ser nómadas, es decir, de ir de un lugar para otro, y quedarse en un mismo lugar, establecerse en clanes que serían el germen de las sociedades posteriores. Tal es la importancia del fuego, desde entonces hasta nuestros días.
El fuego es el calor y el calor está asociado al ardor, al deseo. Un cuerpo caliente es un cuerpo excitado, deseoso de que su fuego sea apagado, y solo lo será con otro cuerpo que tenga el mismo calor. La idea de lo caliente se asocia incluso al modo de ser de un determinado pueblo. Por ejemplo, se dice que los latinos son de sangre caliente, lo que puede tener que ver con el ser abiertos/as, acogedores/as y, cómo no, también con su ritmo, el ritmo latino.
El fuego, pues, está por todas partes y, aunque nos cause respeto, también es habitual que empaticemos con quienes se le asocian. A muchas personas les cautivó Katniss Everdeen en "Los juegos del hambre", la trilogía de Suzanne Collins que fue también llevada al cine. Katniss, la protagonista, era La Chica en Llamas. Si el fuego no te mata, te hace más fuerte. Las llamas, además, lo devoran prácticamente todo, lo que también tiene su significado: echar a la hoguera todo lo que queremos olvidar, todo lo que no nos viene bien, lo que nos hace daño en la vida.
Todo esto y mucho más es lo que se tiene en cuenta a la hora de hacerse un tatuaje de fuego, llamas o fogatas. Habitualmente, son representadas en colores cálidos, cómo no, naranjas, rojos y amarillos, con formas desiguales y curvas que suben, como las llamas. Esas formas pueden adquirir siluetas concretas, como espirituosas, que representen motivos concretos, por ejemplo, soldados.
Además, las llamas suelen ir acompañadas de algo, algo a lo que rodean y que o resiste o muere. Te ponemos como ejemplos el ave fénix, que resiste, o o el dinero, que se quema, demostrando lo efímero que puede llegar a ser, o que arde como todo lo que no es importante en la vida. Un clásico también es representarlo con el animal mitológico del fuego por antonomasia, el dragón, que o bien nace enroscado de un fogata, bien expulsa llamas por su boca, dando un aspecto feroz.
El fuego tiene, como hemos visto, capacidades purificadoras. Puedes comprobarlo por ti mismo pasando por el estudio.
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