10 razones por las que la pornografía destruye el matrimonio

Manuel GarManuel G | 04 Septiembre 2023

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La pornografía nunca ha sido tan accesible como ahora y su influencia en la destrucción de los matrimonios es bastante clara. En el 56% de los casos de divorcio en Estados Unidos, al menos uno de los cónyuges experimentaba un interés obsesivo por los contenidos pornográficos.

Para hacerse una idea del tamaño del problema del porno, basta con saber que, según datos de 2013, las páginas de contenido pornográfico han recibido 450 millones de visitantes únicos al mes, más que la suma de los visitantes de Amazon, Twitter y Netflix. Mientras lees esta frase, más de 28.000 personas están consumiendo pornografía en Internet. Además, el 30% de los contenidos de Internet son pornográficos.

Está claro que un fenómeno de estas dimensiones va a tener mucha influencia en la relación de pareja. A continuación te ofrecemos diez razones por las que la pornografía puede destruir un matrimonio:

La pornografía destruye la confianza

Como todos sabemos, la pornografía y el mantenimiento de hábitos ocultos suelen ir de la mano. No es casualidad, por tanto, que el consumo de contenidos pornográficos mine la confianza en la pareja. El cónyuge se siente traicionado cuando se da cuenta de lo que el otro ha mantenido en secreto durante tanto tiempo y, naturalmente, se pregunta: ¿qué más ha sucedido que yo no sepa?

Pone obstáculos a la intimidad emocional

La pornografía nos hace ver a la otra persona como un objeto y no podemos tener una interacción positiva con ella. Se limita a la búsqueda de placer, pero carece de conexión íntima con la persona.

Destruye la autoestima

El consumo de pornografía también afecta a la forma de verse a uno mismo. Comienzas comparándote a ti mismo (y a tu cónyuge) con los modelos de las fotos y películas y terminas volviéndote más crítico con tu propio aspecto y el de tu cónyuge, y con su rendimiento sexual.

Genera egoísmo

Cuando nos "educamos" para obtener un placer inmediato, reforzamos cada vez más nuestro deseo de recibir placer y vaciamos nuestra voluntad de entregarnos y tratar de satisfacer también a nuestra pareja. Es curioso que el día en que menos se ve la pornografía en Estados Unidos sea el de Acción de Gracias, lo que pone de manifiesto cómo la gratuidad y el egoísmo son opuestos.

Degrada a las mujeres

Diversas investigaciones han dejado claro que cuanto más consume un hombre la pornografía, más tiende a exigir la sumisión de la mujer y a actuar con violencia. Cambia su manera de ver al otro sexo, lo que, obviamente, se debe a la normalización de la forma en que son tratadas en las películas pornográficas.

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Estropea la vida sexual

Una encuesta reciente ha demostrado que el 19% de los hombres que ven habitualmente pornografía sufren eyaculación precoz, el 25% ha perdido el interés por el sexo con su pareja, el 31% tiene dificultades para alcanzar el orgasmo y el 34% experimenta disfunción eréctil.

Por otro lado, en una encuesta realizada a hombres que se comprometieron a abandonar la masturbación y la pornografía, el 60% de ellos sintió una mejora en sus funciones sexuales y el 67% tuvo un aumento en su nivel de energía y productividad.

Conduce a la insatisfacción con el cónyuge

Los hombres que se exponen continuamente a la pornografía se ven a sí mismos menos enamorados de su pareja que los que no consumen contenidos pornográficos. La pornografía nos presenta un sexo fácil y rápido. Tejer una verdadera relación de amor (e incluso una relación sexual intensa) es algo que requiere dedicación.

Es una puerta de entrada a la infidelidad

El consumo de pornografía por parte de uno de los cónyuges aumenta la probabilidad de infidelidad en un 300%. Esto incluye a las parejas que ven pornografía juntas. La forma en que la pornografía presenta el sexo y desvela la intimidad de otras parejas disminuye el compromiso con la propia relación.

Pensar que la pornografía es una válvula de escape que evita una traición "concreta" no es más que un mito.

Está relacionada con la depresión, el estrés y la ansiedad

Los hogares que consumen pornografía suelen tener altos índices de depresión, ansiedad y estrés. Esto afecta tanto a la persona que la consume como a la relación con su esposa.

Altera nuestro cerebro

Al igual que ocurre con el consumo de estupefacientes, cuanta más pornografía se vea, más grave será el daño causado al cerebro y más difícil será abandonar el hábito.

La pornografía libera una alta carga de dopamina en el cerebro. Pero cuanto más contenidos pornográficos consumas, más disminuye esta carga, a menos que cambies el "estilo" de los contenidos que ves. Por eso, es habitual que los consumidores de porno empiecen a ver contenidos cada vez más pervertidos y extraños, buscando la liberación de altas cargas de dopamina, que ha creado adicción en el cerebro.

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