Este bello rumiante puede alcanzar una velocidad de 56 km/h. Su esperanza de vida se sitúa entre los 25 y los 30 años.
Tras su elegante apariencia y forma de moverse, las jirafas pueden llegar a pesar hasta 1.500 kg y medir 5,8 m de altura. Su tamaño se debe principalmente a sus largas patas delanteras y un cuello desproporcionadamente largo, aun así compuesto por 7 vértebras cervicales, como ocurre con la mayoría de los mamíferos.
Estas características genéticas de la jirafa han sido adquiridas a lo largo de la evolución de la especie, por selección natural. Es decir, el animal ha tenido que desarrollar una serie de características para sobrevivir.
El cuello de las jirafas, una mutación genética
En el pasado, mutaciones genéticas aleatorias podían haber causado la aparición de jirafas con un cuello anormalmente grande en comparación con las que existian hasta entonces. La ventaja era obvia: estos individuos podían alcanzar fuentes de alimento, como las ramas de acacia, que otros animales no pueden comer porque quedan fuera de su alcance. Liberadas de la necesidad de luchar para alimentarse, las jirafas de cuello largo fueron capaces de vivir más tiempo y reproducirse más fácilmente. Luego se fueron asentando poco a poco, en cuestión de varias generaciones, mientras que aquellas especies de jirafas que tenían que luchar con otras especies por la comida fueron desapareciendo poco a poco.
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