¿Cómo mantener viva la llama del amor si se tienen hijos?

Manuel GarManuel G | 06 Julio 2022

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Cuando alguien te dice que los niños no serán un obstáculo para el romance en tu matrimonio, es un ingenuo o está desesperado por tener nietos. La verdad es que tenemos que hacer un gran esfuerzo para mantener viva la llama del amor cada vez que una vocecita interrumpe un beso o un abrazo.

Cuando hay niños pequeños, el tiempo de la pareja se convierte en un "artículo de lujo". Sin embargo, es una cuestión de voluntad, organización y esfuerzo. A continuación te damos algunos consejos para mantener un matrimonio feliz y romántico, aunque tengas hijos:

1. Recuerda que el amor es una decisión, no un sentimiento

Es imposible mantener las mariposas en el estómago de tu marido o esposa constantemente, especialmente cuando los niños absorben todo tu tiempo y energía. Recuerda que la relación con tu cónyuge es lo primero. Si quieres lo mejor para tus hijos, el éxito de tu matrimonio es primordial. La ruptura matrimonial puede tener efectos sumamente negativos en los hijos. Si quieres que los tuyos sean felices, mantén a tu cónyuge feliz. Sed felices juntos.

2. No permitas que tu hijo tome la batuta

Si tu devoción por tus hijos ha llegado a un punto en el que todo se desborda, es posible que se vaya acumulando el estrés en el hogar. Esta situación se produce con mucha frecuencia. Tal vez sea tu cónyuge el que no esté de acuerdo con tus métodos de disciplina, o tal vez te des cuenta tú mismo de que estás siendo gobernado por un niño de dos años. Cuando se trata de disciplina, es imprescindible que ambos padres sigan la misma línea. Si hay resquicios en los cimientos del castillo, el joven príncipe o princesa las encontrará y aprovechará para ridiculizar a la corona.

3. Mantened "siempre" la comunicación

Ya sea para hablar de los estilos de crianza o del tiempo que ha pasado desde la última vez que habéis podido compartir un momento íntimo, la comunicación debe ser abierta y honesta. "La comunicación es la clave", puede ser un tópico, pero es un hecho. Si tienes algo que decir a tu cónyuge, hazlo. No escondas nada, ya que el resentimiento puede crecer y provocar una explosión.

4. Cuando llegue el momento de hablar, hazlo con empatía

No elabores una lista de defectos ni se los lances de repente a la otra persona. A nadie le gusta que le ataquen. Esta es una razón más para hablar de las cosas que están mal. Pero debe hacerse de la forma adecuada, para minimizar el golpe. Por ejemplo: "Deberíamos esforzarnos más para mantener la cocina en orden". Aunque sepas que la otra persona es un desastre en la cocina, el baño o donde sea, es mucho mejor eso que decir: "¡Tienes que arreglar este estropicio! ¡Estoy cansado de ir detrás de ti! Eres un desastre". Este tipo de aseveraciones nunca terminan bien.

5. Pon a su cónyuge en primer lugar

A pesar de haber aprendido a compartir en el jardín de infancia, seguimos siendo egoístas. Queremos lo que queremos, cuando lo queremos. La tecnología y la sociedad en su conjunto no ayudan a romper este hábito, pero la familia feliz excluye totalmente el egoísmo. Pregúntate siempre: ¿qué hace feliz a mi cónyuge? ¿Qué le gusta comer? ¿Qué película le gusta? ¿O qué postre podemos compartir en un restaurante? Deje que sea tu pareja quien elija. Tenerlo feliz te hace feliz a ti. Deja que tu felicidad traiga felicidad.

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6. Reserva momentos en pareja

El hecho de que estés casado y tengas hijos no significa que tu vida social se haya acabado. Necesitas pasar un buen rato a solas con tu pareja o salir con amigos, pero sobre todo los dos solos. Salir de casa a menudo puede ser complicado a nivel económico, pero puedes crear una cita sin salir. Nada de pasar las tardes en habitaciones separadas, cada uno en su ordenador o teléfono, apágalo todo. Disfrutad de una buena película con palomitas y una copa de vino. O jugad a un juego de mesa. Cada pareja tiene sus propias aficiones favoritas. Prográmalas y, si es necesario, márcalas en el calendario.

7. Encuentra un momento para la comunicación

Esto deberías hacerlo a diario. Si te resulta difícil hablar durante las comidas porque estás demasiado ocupado atendiendo a los niños, siéntate un rato en el sofá, con los niños cerca. Sentaos juntos. Acurrúcate. Deja que vuestros cuerpos se toquen. El contacto físico ayuda. Incluso cuando estás enfadado, si una parte de ti toca a tu cónyuge, eso alivia la tensión y te ayuda a tomarte las cosas con más calma. Pruébalo.

8. Id a la cama a la misma hora

Esto proporciona una oportunidad de comunicación, verbal o física. Tú decides. Disfruta de la compañía del otro. Si normalmente te vas a la cama cuando ya estás tan cansado que no puedes hacer nada más y te quedas dormido, simplemente, oblígate a acostarte antes. La pareja necesita pasar tiempo junta.

9. Agradece su ayuda

Odio ser el portador de malas noticias, pero no eres Superman o Wonder Woman. No puedes abarcarlo todo. A veces necesitarás que tu cónyuge te ayude. Deja que lo haga, pídele ayuda, pero no se la exijas. Pídela con educación y acéptala con gratitud. Cuando la ayuda llegue sin ser solicitada, agradécela. Las palabras "gracias" y "te quiero" ayudan mucho, sobre todo si van acompañadas de besos.

10. Concéntrate en las cosas positivas de tu vida

Seguramente tendrás que lavarte después del desastre, pero ¿no ha sido bonito ver a tu hijo lanzar la papilla sobre ti? No tienes tiempo ni de cambiarte el pijama, pero tu bebé ha aprendido a darse la vuelta. ¿Recuerdas la última vez que llovió? Tal vez no, pero seguro que recuerdas su primera palabra o su primer paso. No seas negativo. Nadie ha dicho que la vida fuera fácil. Haz las cosas lo mejor que puedas. Todo se solucionará a su debido tiempo. Y recuerda que no siempre será así. Todas las personas de pelo gris que conozcas te lo dirán: "los niños crecen rápido". Disfruta de lo que tienes y no te centres en lo malo.

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